INTELIGENCIA HUMANA
La etimología nos ayuda a recuperar significados que ya no resuenan junto a las palabras que usamos cotidianamente. Proveniente de intus (entre) y legere (escoger), evoca una posibilidad activa para el sujeto de discriminar, evaluar, lo que siente como valioso para sí.
Howard Gardner (1983) publica su concepción de las inteligencias múltiples como una diversidad de capacidades. Desmarca el concepto de inteligencia del C.I. y de las herramientas psicométricas para pensarlo desde otras modalidades que abarcan la inteligencia lingüística (en sentido amplio), lógico-matemática, espacial, musical, corporal y cinestésica, intra e iterpersenal - tratadas por Daniel Goleman (1995) en Inteligencia Emocional- y por último añade la naturalista, referida al estilo de relación con los entornos en los que estamos inmersos.
A su vez, lo cognitivo –tradicionalmente asociado a funciones mentales superiores- no es independiente de lo afectivo ni de sus interrelaciones con lo corporal. No hay emociones sin un otro, presente o imaginario. A diferencia de las sensaciones, las emociones siempre remiten a un relato compartido, a un “acontecer”, y es esta cualidad la que las habilitará, a posteriori, como recuerdo.
“El niño tempranamente separado de su madre regresa a la vida fetal y no ingresa en la vida motriz, lingüística, verbal […] ”1
“Físicamente bien desarrollados pero sin curiosidad ni deseo de comunicarse, dependientes pero sin amor y sin inventividad lúdica ni sentido de la convivencia.”2
Los daños causados por las conductas parentales abandónicas enseñan que, niñas y niños huérfanos, alojados en instituciones donde no son recibidos como sujetos simbólicos y luego adoptados entre los 3 y 6 meses de edad en condiciones vinculares positivas, han podido recuperarse de las secuelas traumáticas. Pero si ocurre a partir de los 12 meses de edad “su sistema neuroendócrino de regulación del estrés no se va a desarrollar normalmente y con ello, posiblemente, su sistema inmune tampoco, debido a la estrecha interrelación que existe entre ambos sistemas en el control homeostático”3
El maltrato infantil, en todas sus modalidades “desencadena una cascada de cambios neurohormonales relacionados con la regulación afectiva, la memoria, la atención y muchos otros procesos cognitivos”4
A su vez, en las respuestas psico-afectivas está implicado todo el cuerpo. Como casi todas estas reacciones son inconscientes continuamos aferrados a la disociación psique-soma. El concepto de “inteligencia encarnada” (Guy Claxton, 2015) habla de resonancias más que de causas- efectos, de bucles que generan informaciones recuperadas y coordinadas por el cerebro.
Información procedente de todo el cuerpo viaja hacia “el tronco cerebral por medios eléctricos, químicos o físicos” construyéndose así mapas integrados por una conjunción de corrientes de información. [Cuando] “llegan al neocórtex, se integran con nueva información procedente de todos los sentidos particulares sobre el estado del mundo exterior, y con más información sobre los tipos de acción que podrían estar disponibles y resultar apropiados”5
La evolución ha incorporado las emociones humanas a circuitos ya establecidos. La ínsula, en el reino animal participa del procesamiento de la temperatura y sensaciones táctiles. En nosotros, suma emociones como la empatía y el bochorno y se activa después de experiencias de rechazo.
La temperatura corporal y la social están reguladas por la misma estructura. Claxton plantea que esta vinculación respondería a un sentimiento arcaico de calor físico sentido junto al cuerpo materno y experimentado por los seres humanos, en un registro emocional, como amor y seguridad.6
Junto a esta complejidad, los hemisferios cerebrales – izquierdo más focalizado y analítico, el derecho más holístico- no siendo las dominancias de cada uno exclusiva, contribuyen, desde distintas modalidades en las perspectivas del pensamiento y los sentimientos.
INSTRUIR, EDUCAR
“¿Por qué todos deben hacer lo mismo? Es más cómodo para el maestro, pero uno no está ahí por él; el niño está ahí por el mismo” 7
La psicoanalista Françoise Dolto propone una educación que integre las distintas modalidades perceptivas a través del aprendizaje y el hacer lúdico y creativo. Contrariamente a una enseñanza de tipo digestivo, donde incorporamos lo que nos enseñan para luego repetirlo y donde entran en juego solamente las pulsiones orales y anales.
“Una inteligencia lógica, es decir una inteligencia anal siempre binaria. cierto/falso.” Contrariamente, lo genital es siempre cierto en un sentido y falso en otro.8
Junto a una instrucción que transmite datos es indispensable una actitud educativa. Lamentablemente ambos conceptos son tomados como sinónimos. Su origen del término educere – sacar de dentro- nos sitúa más en una pedagogía al estilo socrático que al actual. Y es gracias a la plasticidad de la libido, que el mecanismo de sublimación nos permite acceder a lo Simbólico-Cultural.
El educador necesita disponer de mediaciones linguísticas que acompañen las experiencias emocionales y afectivas que suscitan incomprensión o requieren de soportes simbólicos para su expresión, colaborando en la construcción de una ética humanizante y social que favorezca el bien-estar del educando consigo mismo y en las relaciones con sus pares. La instrucción aporta datos pero nos deja analfabetos de la vida. Los escenarios virtuales suman cuestionamientos con sus posibles desventajas en las difíciles travesías del crecer.
VIVIR ONLINE
El marco que genera un encuentro humano integral es la socialización presencial. Todo lo que parece igual no siempre lo es. Más allá de alcanzar determinados objetivos en el aprendizaje es necesario evaluar qué de nosotros se transforma en este proceso, qué del “sí mismo” suma recursos subjetivos.
Hoy las pantallas nos presentan el mundo e interactuamos a través de ellas desde edades muy tempranas. Las recomendaciones de las Asociaciones de Pediatría no son muy escuchadas… de 0 a 2años nada de pantallas, de 3 a 5años menos de una hora diaria, y a partir de esta edad menos de dos horas diarias (Sociedad Española de Pediatría, 2023). También proponen que la vida familiar disponga de horarios y espacios libres de contenidos virtuales.
Ciertamente estamos muy lejos de estas propuestas. La escuela, atravesada por una pandemia, ha sumado horas en un estilo de trabajo inevitable en esos momentos, que junto al uso recreativo online merece un repaso.
Recientes estudios canadienses muestran que, a mayor uso de pantallas a edades tempranas, es más probable a los 5 años encontrar deterioros en lo que concierne a destrezas motoras y resolución tanto de problemas como de socialización. Disminuye la atención, promueven la vida sedentaria, el insomnio y los recursos perceptivos van quedando reducidos.
LAS DESTREZAS VIRTUALES NO SE REFLEJAN EN EL MUNDO REAL
Investigaciones con estudiantes de EEUU demuestran que existe un riesgo de retroceso en su capacidad de empatía. Se desarrolla una tendencia a las respuestas rápidas, a escenarios de los que rápidamente podemos entrar y salir eludiendo las interacciones emocionales cara a cara. El neurocientífico Antonio Damasio ha confirmado que nuestras emociones superiores, tales como la empatía y la compasión requieren de procesos inherentemente lentos. “Tardan segundos, y no milisegundos” para desplegarse.9
Sometidos a las leyes de la inmediatez, las llamadas “tecnologías de la libertad” junto a lo positivo que aportan, ponen en riesgo importantes aspectos de nuestra subjetividad.
¿Que nos ocurre cuando escribimos en cursiva o sobre el teclado?
La Dra. Virginia Berninger realiza un importante análisis sobre este tema. Escribir a mano habilita en niñas y niños el desarrollo de importantes beneficios en relación a la memoria y la lectura, logrando un procesamiento de información más eficiente. Al escribir, dibujamos desarrollando destrezas motoras. La ligazón entre caracteres, fluidez y ritmos de segmentación permiten una mayor atención y apropiación del texto.
El cerebro no se activa de la misma manera en distintas modalidades de escritura. La cursiva desarrolla más actividad en la corteza motora. Se escribe más y las frases son más completas. No es lo mismo visualizar una letra que se está escribiendo que teclearla.
Las pantallas también nos exponen a riesgos de adicción. El celular funciona como una prótesis del cuerpo, dado que incorporamos a la imagen de nuestro esquema corporal los objetos que manipulamos dentro del llamado “espacio peripersonal” y procesamos de forma distinta a los objetos que están más alejados. “Las áreas motoras del cerebro que permiten el agarre se aprestan a la acción en la cercanía sumado al deseo por los objetos que nos atraen”. Tanto en términos psicológicos como neuronales los objetos llegan a formar parte de nosotros.10
En cuanto a las interacciones virtuales, el “me gusta” casi se ha convertido en una práctica conductista, recompensa muda, suministro narcisístico vulnerable por temor al rechazo. Esta especie de vuelta a los ideogramas, donde la figura-símbolo condensa todo lo que no se habla, empobrece la elaboración de la comunicación emocional dando la ilusión de un diálogo geográfico sin fronteras, mientras permanecemos ligados a un espacio unipersonal.
El avance y la idealización de la Inteligencia Artificial satisface en gran medida una tendencia regresiva y pasiva ante el otro…tendencia vivida en relación a nuestros padres e instancias tutelares en sentido amplio. El difícil camino hacia la autonomía y el pensamiento crítico, pilares de la inteligencia, está en peligro.
Somos un antes y un después cognitiva y emocionalmente gracias a la Inteligencia Humana que sostiene un deseo por el saber, la creatividad y sentimientos éticos de socialización.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1 Dolto, F. (1986) “La causa de los niños”. Ed. Paidós: Buenos Aires (p. 214)
2 Ib. (p.216)
3 Del Cerro, M.C. (2017) “El cerebro afectivo”. Ed. Plataforma: Barcelona (p.181)
4 Ib. (p. 184)
5 Claxton, G. (2015) “Inteligencia corporal”. Ed. Plataforma: Barcelona (p.118)
6 Ib. (p.176)
7 Dolto, F. (op. cit.) (p. 269)
8 Dolto, F. (1984) “Seminario de Psicoanálisis de niños 1”. Ed. Siglo veintiuno: México. (p.86)
9 Claxton, G. (op. cit.) (p. 299)
10 Ib. (p.213)